Casa Oslo se sitúa en la ladera de una montaña, en una urbanización residencial rodeada de vegetación y pinos.
La superposición de dos cajas conforma la vivienda, las cuales descabalgan entre sí generando un juego de luz y sombras, potenciado por la apertura de huecos en sus forjados. Estas se apoyan sobre un basamento de piedra que se adapta a la fuerte pendiente.
La casa se sitúa con delicadeza en el terreno, mediante un basamento de piedra que se adapta a la ladera. La casa se extiende como un gran mirador que proyecta las vistas al mar, en contraste con la privacidad que ofrece la fachada trasera, donde se encuentra el espacio de acceso.
Ambas cajas recogen los espacios propios de la vivienda. La planta baja se presenta como un ambiente diáfano donde conviven las zonas comunes, limitadas por elementos permeables como la chimenea. La planta primera conforma la zona de noche, recogiendo los dormitorios y una terraza abierta al exterior.
La frialdad que transmite la materialidad de sus muros, se pone en contradicción con la calidez de su interior debido a la presencia de la madera en grandes superficies.
La estructura se muestra en sus fachadas, entrando en la vivienda mediante los forjados. La planta baja se prolonga generando un espacio de estar exterior que se colmata con la piscina, la cual se funde con el horizonte.